La alternancia lingüística es una elección imprescindible para diversificar las lenguas de enseñanza de las asignaturas no lingüísticas. Y para algunos investigadores, la alternancia lingüística razonada facilita el aprendizaje de idiomas, la construcción de conceptos disciplinares así como el desarrollo de habilidades transversales (Moore, 2001).
Sin embargo, esta alternancia puede ocurrir en varios niveles y de diferentes maneras. Así, la investigación ha distinguido entre tres niveles: micro, meso y macro (Duverger, 2007a; Gajo, 2007, Reynal de Saint Michel, 2015) mientras que otros estudios han diferenciado la alternancia interoracional de la intraoracional (Gearon, 1997).
Jean Duverger (2007a) encontró que cuando decide enseñar una materia no lingüística (DNL) en dos idiomas (es decir, un idioma extranjero además del primer idioma), el profesor de esta materia trabaja con sus alumnos, al mismo tiempo. tiempo, mejorando el aprendizaje de la segunda lengua y la construcción de los conceptos propios de su disciplina.
Pero lograr este doble objetivo “es cognitivamente complejo”, como ha señalado Causa, porque al enseñar una materia no lingüística en una lengua extranjera, la lengua sirve como medio para “aprender contenidos no lingüísticos a la vez que se mejora el dominio de la lengua extranjera” ( 2009, p.180).
Tipos de alternancia de idiomas
¿Cuáles son los diferentes tipos de alternancia de idiomas posibles? Hay tres tipos diferentes de alternancia.
La macroalternancia es el hecho de que, en el programa anual de una disciplina, ciertas unidades didácticas se impartirán en francés mientras que otras se impartirán en el idioma principal del establecimiento escolar; es la planificación global del uso de las lenguas para la enseñanza de la materia a lo largo del curso escolar. El ritmo de la macroalternancia no es necesariamente regular a lo largo del curso escolar: dependerá de las asignaturas. L. Gajo (2005) caracteriza así la macroalternancia: ésta “(…) se relaciona con la planificación didáctica, con la organización del currículo (…)”.
La mesoalternancia o alternancia secuencial es el paso de una lengua a otra entre dos grandes porciones de interacciones didácticas coherentes. Se configura a lo largo de la unidad didáctica o en el mismo curso, en función de los documentos, experimentos y observaciones, investigaciones, síntesis (Duverger, 2007).
La microalternancia es el hecho de hacer puntualmente reformulaciones, explicaciones en el otro idioma dentro de una secuencia que se trabaja en un idioma siguiendo la programación de la alternancia realizada para el año. L.Gajo lo caracteriza como "una práctica discursiva local".
Criterios para la alternancia de idiomas
Para asegurar el propósito de facilitación en la transmisión de contenidos disciplinares, la alternancia en el uso de los dos idiomas debe realizarse teniendo en cuenta criterios de diversa índole:
Alternancia lingüística: ejemplo del contexto marroquí
Por ejemplo, el contexto marroquí es un contexto multilingüe donde conviven varias lenguas y dialectos en los diferentes espacios de la vida colectiva, se requiere que el alumno aprenda tres idiomas estandarizados desde el primer año de educación primaria. Así, a partir de los 6 años, los alumnos marroquíes empiezan a aprender árabe, amazigh y francés.
Con el fin de reforzar el dominio de lenguas extranjeras, el Ministerio de Educación Nacional de Marruecos ha decidido generalizar la enseñanza de las matemáticas y las ciencias (física, química y ciencias de la vida y de la tierra) en francés para el curso internacional (opción de francés) en la escuela secundaria y secundaria desde el inicio del año escolar 2019/2020.
Además, la nueva ingeniería lingüística del sistema escolar prevé que determinados contenidos o módulos de disciplinas no lingüísticas (en particular disciplinas científicas) se impartan en francés y/o en inglés, mientras que en el primer ciclo de secundaria la enseñanza de éstas se realiza en francés. además del idioma árabe que sigue siendo el idioma principal de instrucción en estos dos ciclos.
En definitiva, el paso de una lengua a otra debe permitir “facilitar la adquisición de conceptos disciplinares y nuevos conocimientos lingüísticos, ampliar el contenido entretejiendo documentos en diferentes lenguas y diversificar las entradas” (Béliard y Gravé- Rousseau, 2010).