Uno de los sueños más extendidos entre los estudiantes de casi cualquier edad es viajar al extranjero, aprender una nueva realidad, su cultura y costumbres y, de paso, reforzar su inglés.
Todos sabemos que la mejor forma de llevar a cabo esta odisea, es precisamente a través de una familia anfitriona en el extranjero y no son pocas las ocasiones que nos preguntamos cómo tiene que ser esa experiencia y las mejores maneras de aconsejar a nuestros hijos sobre estos aspectos.
A continuación os presentamos un artículo dedicado a estos extremos y una serie de consejos prácticos para afrontarlo de la manera más óptima posible.
Si incluso en nuestro propio hogar la convivencia a veces supone un reto, lo más habitual es pensar que vivir con una familia anfitriona en el extranjero, aun será más complicado.
Sin embargo la estadística dice exactamente lo contrario.
Todas las familias de acogida encuestadas afirman que la convivencia con los estudiantes ha sido realmente excelente, y suelen destacar la seriedad y responsabilidad de los estudiantes.
Esto en gran medida se debe a que son los estudiantes los que se encuentran fuera de su medio, externos a ese círculo de seguridad y confort personal que se han labrado a lo largo de su joven vida, y esto añadido a que se deben comunicar en un idioma diferente a su lengua nativa, hace que estos estén especialmente dedicados y con un plus de esfuerzo pàra lograr desarrollarse de forma lo más natural posible.
Prestan atención, aprenden y observan para lograr sus competencias básicas.
El estudiante se convierte en un miembro más de la familia de acogida, ni más ni menos, y como tal estará sujeto a las normas de su nuevo hogar.
En el caso de ser nosotros la familia de acogida o receptora, nuestro cometido es especialmente importante, ya que deberemos ser capaces de transmitir nuestro conocimiento, pero también nuestras rutinas, cultura y costumbres propias a menudo tan diferentes de las de los países que nos rodean.
Hay que recordar que las familias de acogida en el extrangero son muy a menudo expertas y que no es la primera vez que reciben a estudiantes de alrededor del mundo.
Además si realizamos la gestión a través de una agencia especializada seguramente nos acabarán poniendo en contacto con jóvenes de la misma nacionalidad para que entendamos mejor sus necesidades y referencias culturales.
En el caso de las familias Irlandesas parten con una enorme ventaja y es su cultura, abierta, con vocación europeísta y larga tradición de acogida de estudiantes de Erasmus de alrededor del mundo, lo que imprime un carácter propio a sus ciudadanos que los hacen perfectos como anfitriones.
Tanto ser familia de acogida como requerir la ayuda de una de ellas para enviar a nuestros hijos a estudiar a un país es una experiencia difícil de olvidar y que marcará nuestro carácter durante el resto de nuestras vidas.
Una serie de vivencias únicas que nos enriquecen como sociedad y como individuos, que de llevarla a cabo bajo la atenta tutela de una empresa especializada a tales efectos, seguro que nos dejará una huella muy positiva.