La experiencia de un viaje de estudios en el extranjero es, sin duda, un reto apasionante y atractivo. Explorar nuevos territorios y conocer gente de diferentes culturas y procedencias son aspectos que enriquecen el crecimiento personal de los alumnos. Y más aún si los estudiantes eligen quedarse con una familia local. De hecho, ser huésped significa tener que interactuar con personas totalmente ajenas a la propia lengua, cultura y costumbres. Esta situación puede resultar estimulante y a la vez compleja, ya que requiere un adecuado periodo de adaptación. De hecho, no es raro que inicialmente surjan dificultades en la convivencia, pero enfrentar estos desafíos puede ofrecer grandes oportunidades de crecimiento y aprendizaje.
De hecho, es probable que durante una estancia en inglés tengas que adaptarte a un estilo de vida diferente. Desde la alimentación, los horarios y en general hasta un conjunto único de normas domésticas. Es importante recordar un aspecto: lo que es diferente a lo que estamos acostumbrados no necesariamente equivale a algo negativo. Se trata de cambiar el punto de vista y, por qué no, cuestionar los patrones mentales. Todos tenemos hábitos, pero a veces es cuando salimos de nuestra zona de confort cuando crecemos y nos volvemos mejores.
Así, los contrastes culturales ofrecen la posibilidad de conocer una realidad diferente y de abrazar las diferencias como parte integral de la vida. En poco tiempo algunos aspectos que parecían insalvables podrían convertirse en norma.
Por lo tanto, no asustarse es lo mejor que se puede hacer. Es importante no retraerse ni dejarse intimidar, sino aceptar la nueva experiencia por lo que es. Es decir, una oportunidad temporal y única de conocer algo sobre otro país y quizás algo sobre uno mismo. Sin embargo, cada familia tiene hábitos y reglas. Y es justo saber integrarlos y respetarlos. A continuación enumeramos algunas buenas reglas de conducta que pueden hacer que una estancia en inglés sea una experiencia realmente agradable.
Cuando las dos partes no se conocen, es normal sentirse un poco intimidado. Hay que tomar medidas y entender cómo comunicarse. Esto es un poco más complicado de lo habitual cuando las dos partes no hablan el mismo idioma. Por lo tanto, dar un regalo es una gran manera de romper el hielo. Una buena idea es traer algo del país de origen, que recuerde una tradición y cultura diferente a la de la familia anfitriona. Esto permitirá saber más sobre el huésped y podría ser un buen punto de partida para la primera conversación.
Aunque la diferencia de idioma puede ser una barrera, eso no significa que no debamos hablar. Si no entiende algo, sea honesto y trate de comunicarse tanto como sea posible. Además, en caso de necesidades especiales o intolerancias alimentarias, es imprescindible informar inmediatamente a la familia de acogida. Si bien es posible que ya tengan esta información de sus documentos, siempre es mejor reiterar estos detalles.
Es el caso de algunas alergias, o de una dieta diferente. En lugar de quedarse callado y rechazar la comida, es mucho mejor informar y discutir estos aspectos con anticipación. Sin embargo, para ser educado, es mejor probar todo antes de rechazar un plato, tal vez no sea tan malo.
En unas vacaciones inglesas es normal estar ocupado. Pero una vez acabadas las clases, es bueno equilibrar el tiempo con los compañeros de los cursos de inglés de verano y la nueva familia. No subestime la oportunidad de participar en las actividades cotidianas, como ir de compras o pasear al perro. Participar en estas actividades brinda una oportunidad única para vincularse con miembros de la familia y desarrollar sus habilidades lingüísticas.
Compartir la comida es otro aspecto muy importante. Sentarse a comer juntos es una experiencia social que une a personas de todo el mundo. Intenta estar presente en las comidas y haz tu parte a la hora de preparar la comida o limpiar. Comer juntos es una excelente oportunidad para vincularse con los demás y mejorar sus habilidades lingüísticas, en un ambiente relajado y agradable. Si tienes habilidades culinarias, puedes considerar preparar un plato de tu tierra natal, para enriquecer el intercambio cultural.
Incluso si paga alojamiento durante su estadía en inglés, es importante recordar que está viviendo con una familia anfitriona. Esto significa respetar sus horarios, incluso si son diferentes a los suyos. Significa llegar a tiempo para las comidas o avisar con anticipación si no es así. Es bueno recordar que, aunque no existe un vínculo padre-hijo, estas personas aún cuidan el bienestar de sus invitados como si fueran sus propios hijos, por lo que es un deber corresponder con el debido respeto.
Además, es fundamental mantener el espacio ordenado y evitar esparcir cosas por la casa. No esperes que otros limpien. Unas vacaciones en inglés también sirven para ser más responsables y organizados. También podrías ofrecerte a participar en las tareas del hogar y ayudar cuando otros miembros de la familia estén ocupados. Sin embargo, hagas lo que hagas, es esencial ser cortés y usar las palabras "por favor" y "gracias".
Superar el miedo a cometer un error es el paso principal para aprender un nuevo idioma. Así como superar los propios hábitos y puntos de vista es el paso principal para aprender una nueva cultura. Una estancia en inglés con una familia anfitriona es una excelente oportunidad para aprender a comunicarte y mejorar tu inglés. Tienes la oportunidad de aprender modismos, frases y expresiones que normalmente no se enseñan en los libros de texto.
Así que comunica todo lo que puedas e intenta aprovechar al máximo esta experiencia.
Si bien una estancia en inglés con una familia puede parecer un poco difícil al principio, cuando llegue el momento de decir adiós, comprenderá la experiencia única que ha sido. Y cuánto será en la memoria de uno y en el futuro de uno. Pero no siempre tiene que ser un adiós. Las amistades genuinas duran mucho, incluso después de que te vas. Han compartido un período importante de su vida. Sería bueno estar en contacto y quizás algún día encontrarnos de nuevo.